miércoles, 10 de agosto de 2011

¿Quién es Gloria Hernández?

Gloria Hernández nació en Guatemala en 1960.  Inició su relación con la lectura y la escritura desde la escuela primaria.  Estaría en segundo o tercero primaria cuando empezó a darse cuenta de que podía vencer la timidez y contar historias acerca de sí misma para conquistar el aprecio de sus compañeras de grado. 
Narrar, por ejemplo, que vivía en el cascarón de un bus abandonado en el fondo de un barranco, cerca de la colonia donde vivía su familia.  Ahí, en lo profundo, pasaba un río donde ella lavaba su ropa y se bañaba.  A veces, pasaba frío porque el bus tenía muchos agujeros donde se colaba el viento helado por las noches.  Para comer, se las ingeniaba con las sobras que le regalaba doña Caya, la señora de la tienda. 
Cuando la seño Estelita, la maestra de grado, se fijó que las amigas empezaron a traerle cojines y frazadas usadas a la “narradora”, tuvo que preguntar de qué se trataba el asunto.  Así, se enteró de la verdad de las mentiras.  Ella se defendió y alegó que no eran mentiras sino aventuras…  La seño Estelita puso fin a una habilidad tan poco cristiana de una manera práctica y concluyente: arrancó las hojas usadas de un cuaderno de cien hojas, empastado, que había quedado de años anteriores y se lo dio a Gloria con la advertencia de que cuando sintiera la urgencia de contar mentiras, mejor las anotara en el cuaderno y que, además, siempre lo llevara consigo.  Desde entonces, la niña volvió a su introspección y anota todo lo que se le ocurre.  Las mentiras, la maestra tenía tanta razón, resultan ficción.  
Durante toda la escuela secundaria escribió diarios.  Muchos apuntes de la vida diaria, poemas inconclusos, cuentos cortos, meros desahogos de la edad.  Gloria considera que sin esos diarios, la vida hubiera sido menos llevadera.  La escritura ha representado para ella una verdadera válvula de escape.  Pero, además de escribir, la lectura significó un hallazgo esencial desde sus primeros años.  Libros como Las mil y una noches, Alicia en el país de las maravillas y Don Quijote de la Mancha dejaron huella indeleble en su espíritu y en su imaginación.  Sin embargo, no todo era lectura y escritura.  Las historias la perseguían y ella perseguía las historias.  Los abuelos, los trabajadores en su casa, las tías, sus papás, quienquiera que quisiera regalarle una historia era bienvenido.  Y hasta este día, si alguien quiere hacerle un obsequio, no tiene que gastar demasiado: solo tiene que contarle un cuento real o inventado…
Más adelante, formalizó su relación con la escritura y la lectura con una Licenciatura en Letras en la Universidad de San Carlos de Guatemala y una Maestría en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Rafael Landívar.  La Traducción Jurada, le ha llevado a explorar en la traducción de textos literarios.  Ella considera esta afición una manera de entender a sus escritores favoritos.  Tiene dos hijos, dos ranas, sesenta y dos orquídeas, un puñado de amigos, un diario azul y una relación apasionada con la poesía.  Hace suya la frase de Cocteau al opinar acerca de su propia creación: “no importa el éxito o el fracaso de lo que uno escriba, lo esencial es traspasar, de lado a lado, aunque sea un solo corazón.”

Ha vivido fuera del país durante períodos que ha dedicado a explorar otras manifestaciones del arte que le interesan, como la pintura y la música, en Estados Unidos, Inglaterra y Argentina.  Desde 1997, ha trabajado como autora y asesora para Editorial Norma.  Ha escrito varios libros de Idioma Español y Literatura y es coautora de otros más.  Ha colaborado como miembro del Consejo Editorial de la revista La Ermita durante más de diez años.  Disfruta el contacto con otros creadores de todas edades en los talleres de Escritura Creativa que imparte.  Esta actividad la ha llevado a innumerables lugares en el interior de Guatemala, El Salvador, Honduras y Estados Unidos.  Ha sido catedrática de Literatura en los Departamentos de Letras y Filosofía de la Universidad Rafael Landívar, de la Universidad Francisco Marroquín y la Universidad de San Carlos de Guatemala. 
Un día de los de principio de siglo, un amigo vio todas las historias acumuladas en sus cuadernos.  Las leyó con cuidado y empezó a motivarla a que las compartiera con los demás.  Ella no estaba muy segura.  Tuvieron que pasar dos años para que se convenciera de hacerlo hasta que publicó su primer libro en 2002.  A partir de entonces, no ha dejado de publicar narrativa para adultos y para niños.
La escritura para niños representa para ella un reto muy grande.  Conquistar el corazón de los niños significa atrapar el universo con ambas manos, como si fuera un gran copo de luz, el más alto premio por alcanzar.  Sus amigos de Editorial Norma se convirtieron en sus cómplices para hacer llegar su voz a los niños y niñas de Guatemala.  Eso la hace muy feliz.  Por eso, cada vez, se esfuerza más y más en sumergirse en su imaginación para regresar a su cuaderno cargada de nuevas historias para compartir.

Entre sus libros están:

Sin señal de perdón.  Colección de narrativa breve.  Editorial Letra Negra, Guatemala.  2002.
Ir perdiendo: Colección de relatos. Editorial Magna Terra, Guatemala.  2008.
Lugar secreto.  Cuentos para niños.  Editorial Norma, Guatemala.  2008.
Ojo mágico.  Novela para jóvenes.  Editorial Norma, Guatemala.  2010.
Pájaroflor. Cuento para niños.  Editorial Cultura,  Guatemala. 2010.
Las leyendas de la Luna.  Cuentos para niños.  Inédito.
Ellos.  Colección de relatos.  Inédito.
La ausencia.  Novela.  Inédita.

A continuación, se reproducen dos comentarios acerca de su obra:

“Los cuentos de Gloria Hernández surgen de heridas y cicatrices, del malestar y de perplejidad ante el mundo.  En todos ellos hay una constante lucha con el lenguaje, una búsqueda desesperada por encontrar las palabras precisas que vayan develando ciertos sentimientos íntimos y misteriosos.  El amor, la soledad, el dolor, el deseo atraviesan estas historias contadas como de madrugada, cuando los sueños se desvanecen y nos asalta esa especie de lucidez atormentada que trastoca vivencias y recuerdos.  Estamos ante un libro que es resultado del oficio y la perseverancia, y si bien es el primero publicado por la autora, su factura delata al alguien que ha escogido el ejercicio de la literatura como una forma de vida.”

Luis Aceituno, editor Suplemento Cultural El Acordeón de El Periódico y editor Suplemento Cultural La Revista del Diario de Centroamérica

“Con buen juicio, Gloria Hernández evita las posiciones extremas.  Las divisiones tajantes que encasillan –deforman- al ser.  De ahí, su predilección por los grises de la dualidad humana.  El resultado es un conjunto de historias mediante las cuales se enriquece, no la escritura realizada por mujeres, sino la literatura guatemalteca.  Gracias a este libro –y contra la propia previsión de la autora- con el devenir de los tiempos, más de algún lector habrá de recordarla  Sabrá, entonces, dondequiera que esté, que quizá la vida verdadera –o un sucedáneo que enriquece las limitaciones de este lado del espejo- siempre acecha detrás de las compuertas de la imaginación, en ese lugar mágico, paraíso por ella encontrado.

Dra. Helen Umana, escritora y crítica literaria